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mayo  18, 2024

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¿Cuándo y cómo ir a Juicio?

Reflexiones en torno al armado del caso sin auxilio del expediente

Por Rubén A. Chaia


“Si tenemos en cuenta que la idea de juicio como método para buscar y encontrar la “verdad absoluta” ha sido dejada atrás y coincidimos que en este ámbito pugnan por triunfar los “relatos” vertidos por las partes con asiento en el material probatorio que se allí se producirá, es claro que cada parte debe “construir” y “presentar” una historia creíble y completa, sin baches, ni tiempos “muertos” en la trama argumental del o los sucesos que pretende establecer como ciertos o “verdaderos”. (…) En primer lugar, nadie puede creer que armar un caso sea una tarea que empieza el día del juicio, en el alegato de apertura o peor aún en el de clausura -luego de ver lo que sucedió en el juicio-. Todo lo contrario, el guión, trama, historia, hipótesis o “teoría del caso”, como quieran llamarlo, comienza a tejerse desde el primer momento, a partir de tomar contacto con el conflicto y por lo general se modifica –acomoda- prudencialmente hasta el día del juicio.(…) La historia –o relato- es la “columna vertebral” del caso, desde allí cobra forma el resto de la actividad. No se puede salir a rastrear pruebas a tientas, sin saber qué probar o por qué discutir ciertos aspectos pudiendo incluso, en ocasiones, resultar conveniente pautar determinados hechos, darlos por cierto y concentrase en otros puntos o aspectos más relevantes e influyentes en la decisión final. (…) En un sistema “actuado” -escrito y con una fuerte Instrucción formal- la mayor preocupación -u ocupación- de la defensa era “encontrar” errores en la confección de “actas” y bajo una teoría de nulidades permisiva a este tipo de prácticas, en donde prevalecía el “acta” sobre el “acto” se estructuraba un caso. Es decir se creía que armar un caso era buscar defectos en el otro, un verdadero absurdo. Hoy, sin prácticas probatorias perennes, el atesoramiento de “actas” y la consecuente puja defensiva por destruirlas no tiene sentido. Hay que jugar a los aciertos propios más que apostar a errores ajenos y si se dan, debemos utilizarlos convenientemente en el contexto de nuestra estrategia. (…) Siempre hay que tener en cuenta que “la prueba no habla por sí sola” y que lo que se omite decir en la audiencia “no existe”, por tanto, es preferible redundar -sin aburrir- en detalles a perder una parte sustancial del relato.”

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Términos mencionados en esta doctrina: juicio, pruebas, hipótesis, encontrar, presentar, historia, establecer, aspectos, ocasiones, virtudes.

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